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Capítulo IV: Soledad absoluta

 Así que después de tanta fiesta, de acabar mi maestría y seguir en mi relajo, conocí a la que sería mi tercer pareja. Una mujer más grande que yo por dos años, que se definió conmigo con su familia y que fue bien aceptada dentro de su nucleo. Una mujer que me pareció maravillosa porque fue con la que viví por cinco años y con la que tuve once años de relación. No voy a decir que fueron maravillosos, porque mentiría y me choca escuchar a la gente que han sido años maravillosos, eso no existe, la vida es buena, las relaciones son buenas pero no todo es maravilloso; hay cosas o situaciones que la dejan a una muy jodida, que te hacen aprender y te vuelven a tumbar, así son las relaciones, así es la vida. Tuvimos buenos momento pero también caídas muy grandes, nuestro problema al final es que ella era de todos y yo era de ella. No le daba prioridad a la relación y quería encajar en todos lados y yo empecé a descuidar de mi, de mis sueños, de mi salud por darle todo a ella. No fue su culpa,
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Capítulo II: La historia sin fin

 Y ahí estaba yo con mi segunda relación formal intentando arreglarlo todo. Cabe resaltar que cada una de las pareja que he tenido, y no han sido muchas, me enseñaron algo esencial de la vida, me llenaron el alma y me acompañaron en los momentos más maravillosos y más trágicos de mi camino, y gracias a cada una de ellas soy la mujer que soy y he madurado. Siempre viví con ellas en un tipo de cápsula, eran ellas y yo, no había más, era nuestra historia , nuestras travesuras. Y creo que al final eso es normal en cualquier pareja, te vuelves el cómplice del otro, es un mecanismo que si se da es lindo, porque aprendes a volverte una mancuerna esencial para que lo demás no se caiga. Pero si permites que los demás opinen, familiares, amigos, que los demás se involucren, esa mancuerna se rompe y por ende la relación se deteriora y se acaba. Con mi segunda pareja formal, que en realidad sería la tercera, pero no la cuento porque fue una historia fugaz y la verdad es que no pasó mucho, las cosa

Capítulo III: El triunfo de la inocente

 Se acercó a mí, comenzamos a salir con todos los demás chicos de la carrera. Empecé a hacer varios amigos. Yo, como tenía coche, la acercaba a su casa, ya que ella viajaba en camión. Uno de esos días que íbamos en camino me plantó un beso deliciosos y quede completamente enamorada, dirán muchos ¿qué fácil eres?, pero la realidad es que una vez más la vida me llevaba a ese camino y no podía decir que no. Fueron momentos muy bellos, fue mi primera experiencia sexual y fue algo inolvidable. Crecimos mucho las dos y el tiempo se encargó de hacer algo muy fuerte, hasta que ella comenzó con dudas, me engaño varias veces y por segunda vez , mi corazón se rompió. ¿Por qué se rompe el corazón? una respuesta clara no tengo, pero creo que es esa entrega, esa pasión, ese darlo todo terminado súbitamente. Y luego sin más, queda ese sentimiento de completa y rotunda muerte. La desolación que inunda nuestra vida por instantes. A mi se me quita el hambre por ejemplo, hay gente que come mucho y otros

Capítulo I Historias Inolvidables

 Historias Inolvidables. Tengo treinta y nueve años y jamás olvidaré mi primer beso. Fue horrible. Un niño más grande que yo y que estudiaba en la misma prepa se hizo mi novio, desde la primer semana ya quería hacer de todo y yo como adolescente solo quería jugar fútbol. En alguno de los ratos que pasábamos juntos, se le ocurrió besarme y al besarme quiso pasarme su chicle, debo de confesar que casi me vomito, la experiencia fue completamente asquerosa, disgustada, me hice hacia atrás y con cara de asco le dije que se había terminado. Seguramente aquel adolescente habrá pensado mil cosas, pero aquello era de por sí un martirio, así que decidí terminar. Muchos se preguntarán que pasaba en mi cabeza, porque actué así con ese pobre adolescente, por qué no le di una segunda oportunidad; la respuesta era muy clara, pero yo no quería verla: era lesbiana.  Doy gracias a todas las mujeres lesbianas que lucharon por nuestros derechos; sin embargo, yo también luché porque la época que me tocó vi