Así que después de tanta fiesta, de acabar mi maestría y seguir en mi relajo, conocí a la que sería mi tercer pareja. Una mujer más grande que yo por dos años, que se definió conmigo con su familia y que fue bien aceptada dentro de su nucleo. Una mujer que me pareció maravillosa porque fue con la que viví por cinco años y con la que tuve once años de relación. No voy a decir que fueron maravillosos, porque mentiría y me choca escuchar a la gente que han sido años maravillosos, eso no existe, la vida es buena, las relaciones son buenas pero no todo es maravilloso; hay cosas o situaciones que la dejan a una muy jodida, que te hacen aprender y te vuelven a tumbar, así son las relaciones, así es la vida.
Tuvimos buenos momento pero también caídas muy grandes, nuestro problema al final es que ella era de todos y yo era de ella. No le daba prioridad a la relación y quería encajar en todos lados y yo empecé a descuidar de mi, de mis sueños, de mi salud por darle todo a ella. No fue su culpa, soy responsable, completamente, pero también ella tuvo partido porque algo que tienes que entender y te tiene que quedar bien clarito es que una relación es de dos personas, nadie tiene ni mayor ni menor culpa y si te haces el desgraciado estás perdiendo madurez al no darte cuenta que también fuiste responsable y hacerte cargo.
Así que opté por hacerme cargo, cargar con mi mochila de chingaderas e irme. Ella lo tomo muy mal, pero yo no, yo me metí con dos psicólogas, me puse a hacer ejercicio, empecé a meditar, empecé a hacer consiente que no quiero para mi vida, y a resetear mi cassette, decidí por mes y medio no estar con nadie más que conmigo misma. Olvidarme de amigos, de amores, y dedicarme única y exclusivamente a mi, a encontrarme, encontrar mi pasión. Me senté a observar cuáles habían y han sido mis errores durante todo este tiempo, qué estoy haciendo mal... y como siempre en la vida, nuevamente aprendí una lección impresionante:
"Tienes que ser tu prioridad". Toda mi vida me dediqué a buscar a alguien que me amara, pero pidiéndolo a gritos, en mi corazón y en mi mente no había otra cosa más el hecho de pensar en alguien que me quisiera. Creía en el amor como si este estuviera fuera de mí, como si tuviera que recibirlo de otras manos.me dedique a ser la ficha de ajedrez de la conveniencia de las demás: " Si hoy estoy de buenas si la quiero", "- Si voy a obtener algún regalo si la quiero"- " este esfuerzo vale la pena porque seguro obtendré aquello". Pero nunca permití que mis parejas hicieran lo mismo por mi, y si, como lo lees, nunca lo permití , porque era yo el sustento de tanto amor, era yo la adrenalina pura del enamoramiento, la inconsciente e incluso la loca y fiel creyente de la pasión y todas esas tonterías. Pero cuando se trataba de mi, ahí no me veía, me descuidaba, me deprimía, me castigaba... no paraba de decirme idiota si algo no funcionaba, no me aceptaba y no me quería... ¿Cómo me iban a aceptar todas ellas? , ¿Cómo iban a quererme si yo no me quería?
Así que decidí callar, dejar al lado tanto romanticismo y ver por mi. Hacerme una rutina, ponerme a ver que carajos iba a ser de mi vida profesionalmente, encontrar mi propio equilibrio, alimentarme bien, y si caía en crisis, tenerme paciencia y abrazarme envés de ofenderme.
Algo que te tiene que quedar clarísimo, es qué si tu no encuentras tu amor propio, tu verdadero valor, nadie lo va a encontrar por ti. Si tu no te anclas a tus convicciones a tu historia , nadie va a ir a buscarla e incluso para tu desgracia te puedo decir que si andas por la vida haciéndola de mártir la gente podrá utilizar todo lo que le digas en tu contra y a su conveniencia. Arderás socialmente y optarán por incluso despreciarte. Así que no lo permitas.
Sin embargo también se, por experiencia propia, que nadie experimenta en cabeza ajena, que lo que yo te escriba aquí tal vez para ti no tenga ningún valor o sean puras estupideces, pero al menos para mi me queda la tranquilidad de haberlo escrito y de lograr que tú lo leeas.
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